Editorial

UNA DECISION PRUDENTE

Publicado el 23 de Diciembre del 2013

      Entre todas las leyes que anualmente se aprueban en un Parlamento destaca por su importancia y consecuencias en la política gubernamental la Ley de aprobación de los Presupuestos Generales . Esta ley concita las más vivas discusiones y permite que las distintas fuerzas politicas opinen tanto sobre los instrumentos de financiación como sobre la aplicación del gasto. Esto, que es predicable respecto del Parlamento nacional, lo es por las mismas razones, aunque a una escala diferente, para la elaboración y aprobación de los presupuestos de todo tipo de corporaciones, asociaciones y en general comunidades humanas que ostenten cierta capacidad autorganizativa y autonomía financiera. Lo mismo ocurre anualmente en el marco de la Asamblea de Decanos del CORPME. La Junta de Gobierno presenta a aprobación los presupuestos del próximo ejercicio con sus previsiones de ingresos y gastos. Con ello nuestros representante fijan las directrices de futuras inversiones y estiman los gastos corrientes necesarios para que el Colegio despliegue su normal actividad .

     

      Este debate que tradicionalmente se ha desarrollado sin especiales incidencias, al margen de rectificaciones puntuales limitadas a dar satisfacción a las peticiones de algunos Decanos Autonómicos, ha visto truncado en esta ocasión su previsible final: la aprobación del presupuesto anual con el respaldo de una amplia mayoría de Decanos; y por primera vez en la historia del Cuerpo ha sido rechazado, determinando la prórroga de los presupuestos actuales. ¿ Qué ha ocurrido para que una Junta recién constituída no haya sido capaz de convencer a sus pares de la bondad del Presupuesto?. ¿Qué ha llevado a la mitad de los Decanos a la abstención o al rechazo?. Pueden encontrarse sin duda muchas justificaciones, tanto políticas como de índole personal, pero lo cierto es que lo ocurrido debe ser motivo de profunda reflexión por parte de nuestros representantes y de los compañeros en particular.

     

      Cabe hacer, no obstante, alguna apreciación sobre lo sucedido. Si un presupuesto es la expresión cifrada de los ingresos previstos y de los gastos estimados para un determinado ejercicio, no parece que nuestra Junta haya logrado convencer con el documento presentado a los representantes autonómicos. Los ingresos se mantienen prácticamente iguales, sin tener en consideración que las tradicionales fuentes de financiación han sufrido una disminución significativa. En este sentido no puede considerarse razonable que se parta de la premisa segun la cual el número de documentos presentados en las oficinas será igual al del año que termina o incluso que se produzca un repunte de los mismos. Nada de eso ocurre. La realidad es bien distinta y todos somos conscientes del adelgazamiento continuo de la carga de trabajo de los registros, lo que está llevando a las oficinas registrales a situaciones difíciles, cuando no a un proceso de caquexia. Por otro lado las interinidades ya no van a poder contribuir a las arcas como lo han hecho en los últimos años. Si los ingresos van a seguir disminuyendo, inexorablemente, solo se podrá actuar por la vía de los gastos para equilibrar los presupuestos. Y aquí los redactores del presupuesto no han hecho ejercicio de sobriedad ninguno, sino más bien todo lo contario. Así, a diferencia de la Junta saliente presidida por Alfonso Candau, que disminuyó año tras año los gastos del Colegio hasta lograr una reducción acumulada del 30%, en relación con la cifra de los últimos presupuestos presentados por la Junta presidida por Eugenio Rodriguez Cepeda, muchos de cuyos miembros se integran en la nueva, ajuste que se hizo además manteniendo la calidad de los servicios que se prestan a los colegiados, la Junta entrante no solo no sigue esta línea virtuosa, sino que permite que repunten ligeramente. No puede presupuestarse sobre ficciones. Hay que ajustarse muy mucho a la realidad económica del país y mantener una política de austeridad en nuestros gastos .

     

      Y si la política de ingresos creemos que tiene fundamentos endebles, en la partida de gastos hay una ausencia absoluta de objetivos políticos, lo que llama la atención en una Junta que acaba de tomar posesión. Ningún proyecto, ninguna iniciativa nueva. Nada. Continuación de lo existente y en algunos casos, como sucede con la aplicación Geobaseweb, sin la prevision necesaria para seguir con el desarrollo evolutivo de esta imprescindible herramienta gráfica. Cabría pensar que la coalición que se integra en la nueva Junta presentaría en este su primer presupuesto las líneas maestras de su Proyecto, con indicación de las medidas que a lo largo de su mandato se fueran a implementar. Nada. Y esto, que en sí mismo es desilusionante, se torna en desconcertante cuando en el debate no se plantea por el Decano la cuestión que va a condicionar los presupuestos actuales y los futuros. Si el Ministerio ha comunicado ya a nuestros representantes que el mandato contenido en la Ley de Emprendedores, que prevé un Registro electrónico, va a ser desarrollado, contratado e implantado por el propio Ministerio, ¿qué razón esgrime nuestro Decano para no plantear en la Asamblea la cuestión que ya conoce toda la Corporación y que él o bien parece desconocer, o bien trata de ocultar en contra de las mas elementales reglas de trasparencia, que han de presidir la actuación de la Junta: ¿quién va a sufragar el programa del registro electrónico?. Esta era la gran cuestión política de los presupuestos de este año y la Junta no ha tenido a bien plantearla. De su solución dependerá en gran medida la asignación de recursos y la racionalización del departamento que consume una mayor parte del presupuesto.

     

      Ante la falta de austeridad en los gastos, la ausencia de realismo en los ingresos y la nula iniciativa política, un grupo de Decanos ha optado por la prudencia: no aprobar los presupuestos. Esta decisión, que no afecta en nada a la buena marcha del Colegio, supone una fuerte llamada de atención a nuestros representantes. Es necesario que tomen conciencia cabal tanto de las dificultades económicas que padece la Corporación, como de la necesidad política de atender las previsiones de quienes fijan las directrices que han de regir las reformas de nuestra profesión y además que lo hagan lo antes posible. Por todo ello no podemos sino felicitar a la Asamblea por la prudencia demostrada.

     

     

     

     

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