Editorial

LA PROPUESTA HR

Publicado el 9 de Enero del 2014

     La junta de coalición que gobierna el Colegio ha dado en el hallazgo de las “mesas redondas” (en ing. “round-table discussion”). A saber: se ha transmitido a las autoridades de Justicia por nuestro Decano–la cosa no se ha explicado bien a los nuestros- que en materia de nacionalidad y registro civil la propuesta definitiva saldrá de reuniones conjuntas con los notarios en la esperanza que el reparto de competencias alumbrado en tales reuniones recibirá el beneplácito del Estado.

     

     Si no estamos ante puras maniobras dilatorias, la confianza en que algo bueno, para el Estado o para la profesión, pueda salir de reuniones en comisiones reservadas con representantes del notariado o de alguno de los sectores más “dialogantes” del notariado, nos parece un tanto pueril. Bien está la cortesía de comer con los representantes actuales del cuerpo hermano. Mejor estaría, sin duda, que la hospitalidad fuere devuelta alguna vez, que cansa que luego no nos inviten a comer para ahorrarse huéspedes antipáticos y gasto inútil. Todo el que ha pasado por ello sabe que lo del ágape queda en una comida en el Colegio, en un puro rito cortés que cumple cada junta elegantemente… y luego nada.

     

     Pero suponiendo que la fase del ágape esté ya superada y hayamos pasado a la segunda fase, la de los encuentros en comisiones o similar (ahora “mesa redonda”, que queda como más moderno), la experiencia enseña que la discusión acaba en un callejón sin salida pues la perorata monologal discurre por alguna de estas dos vías:

     

     (i) Cuando el notariado se siente aguerrido y las condiciones del debate nos son rudas, la “discusión” se centra en la simple proposición de la absorción (de nosotros por ellos); en la aparente necesidad de que convengamos en dictar “la” Ley de Seguridad Preventiva que concluya con las consabidas duplicidades; y en que aseguremos el acceso directo a los libros y el recto funcionamiento de la (supuesta) presunción de validez.

     (ii) Si la situación no se presta a la imposición de condiciones a los registradores, el “diálogo” queda en el puro dislate de la amena disputa sobre el sentido de la publicidad contra-tabulas, el fideicomiso de residuo, las actas de sorteo o cualquiera de esos interesantes temillas que llevados a cada reunión pueden solazar a los asistentes mientras se gana tiempo y cantan por fuera y a fuer de sinceros las editoriales, denuncias o entrevistas varias.

     

     En cualquier caso, faltando la mínima lealtad que se deben los que tanto se representan como “dos pilares de la SJ”, la apertura de cualquier forma de negociación “entre las cúpulas” nos condena a la melancolía. Por mucho que entusiastas plataformas de Concordia, Notario/Registrador o cualquier otra puedan poner en circulación manifiestos de entendimiento, por mucho que el registrador intitulado de “a pié” pida que los de la “cúpula” que se encierren en un ascensor o en un parador… lo único cierto y verdad es que asistimos a un escoramiento de los notarios hacia posiciones cada vez más intransigentes.

     

     Las posiciones más recalcitrantes, las más agresivas, del notariado, ya no se esconden bajo disfraces de asociaciones de defensa del pobre usuario del registro. Ya no firman denuncias y sueltos en revistas bajo “nombres de pluma” seleccionados entre la talibanía acreditada, ya no excusan fuera del tumulto a ciertos “notarios/decanatos prudentes” y/o “abiertos al diálogo”. Ahora hasta los que se tenían por prudentes y dialogantes rescatan la “Hoja de Ruta”. Estamos ante una nueva fase del “diálogo” en que todos los representantes de las diversas facciones tácticas del notariado con alguna relevancia corporativa se han situado tras la pancarta común de la “Seguridad Jurídica del Siglo XXI” que viene a ser, para entendernos, la carta de los reyes de los notarios del siglo XIX.

     

     Quien quiera escuchar que escuche; ver, que vea; entender, que entienda. Acompañamos interesantes documentos para una lectura repasada de lo que se nos anuncia. Han sido divulgados al Economista y constituyen la más límpida y trasparente declaración de un programa de remedio de agravios:

     

     1º) En materia de poderes electrónicos, la Ley de emprendedores se equivoca y no dice lo que aparentemente dice. Debe decirse lo siguiente: solamente son inscribibles en el Registro Mercantil los poderes notariales; solamente valen los electrónicos sin intervención notarial cuando el poder se da para actuar ante las Administraciones Públicas.

     2º) En cuanto a la reforma del Código de Comercio y del RRM, se propone un "modelo alternativo". El Registro Mercantil debe desaparecer. La calificación no existe en Derecho comparado. El modelo recomendable pasa por una sola unidad central (un Registro Mercantil super-Central) que se limita a calificar forma y tracto y tantas unidades de entrada como notarías existen. Presumiblemente, aunque no se dice así, todos los documentos serán necesariamente notariales y desparecen los privados electrónicos. Los registros territoriales se liquidan y amortizan.

     3º) En cuanto al acceso a los libros del registro (de todos los registros, especialmente el de la Propiedad), el "colectivo de registradores", "con clara vocación patrimonial" ha hurtado el cumplimiento de la Ley en punto al acceso directo a los libros del registro y para obtener una "cifra escandalosa" de beneficios fraudulentos que se cuantifica de manera imaginativa.

     

     

     

     

     

Enlaces

El Registro Mercantil según el Anteproyecto de Código de la CGC y propuesta alternativa

Argumentario Jurídico sobre el artículo 41 de la Ley de Apoyo a los emprendedores y su internacionalización

Acceso al Registro: Historia de un incumplimiento legal y consecuencias patrimoniales

Blog


Síguenos por tu correo electrónico